Precaución y precavido

Ayer compré 50 garrafas de aceite de girasol y suspiré aliviado cuando, tras llegar a casa, las guardé en el sótano junto a los tres palets de papel higiénico, los veinte kilos de harina, la centena de test de antígenos, las cuarenta botellas de lejía de dos litros, los guantes de nitrilo, las mascarillas ffp2, las linternas, la radio a pilas, los camping gas, el gel hidroalcoholico, los dos generadores diésel, los calentadores, Iker Jiménez, Pedro Baños, el set para limpiar UCIs y el ejército de tuiteros expertos.

Hoy saldré a ver si encuentro pastillas de yodo.

Soy un afortunado porque sé adelantarme a los problemas y tomar las medidas idóneas. No soy del tipo de persona que presume de estar preparado, pero me invade un terror acojonante cuando miro a mi alrededor y veo que la gente no hace absolutamente nada para prevenir el caos. No les importa lo más mínimo nada de lo que les rodea.

Cinco cajas. Quizás más, nunca se sabe.

No puedo evitar pensar cada día, desde hace una semana, lo que podría salir del resultado de la unión de la radiación y el covid. Una variante destructiva e inmune a las vacunas, que contagie a absolutamente todo el mundo; que sobrepase la protección de las mascarillas y crezca a un ritmo de 100000 contagios diarios. Una variante que cree a su vez otra variante y ésta nos machaque con el long covid, llenando los colegios de niños con mocos y los ambulatorios de pacientes con catarros. Que horror. Salir a la calle y que el cielo se caiga sobre tu cabeza. O que un día a los de un continente les dé por saltar a todos a la vez y el disco sobre el que vivimos nos lance a los demás contra la cúpula que nos cubre. ¿Imagináis el golpe? Dios de mi vida.

Pero yo estoy preparado.

Ponte mascarilla por ti, por todos. Se solidario, porque la mascarilla te cuida a ti y a los tuyos y puede evitar que te contagies de la mutación nuclear. Se precavido.

2 comentarios

  1. Ayer Mercadona de Valencia de Carrer de Roger de Llòria fue una salvajada. Parecía que había pasado un huracán a las 7 de la tarde

  2. Donde yo compré salvo algunos clientes sueltos, no vi nada distinto a otros días. Y había de todo en un Alimerka de Gijón.

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