中华人民共和国 o el artista actualmente conocido como China

Somos peones en mitad del desierto, sin general que nos comande, ni objetivo en el horizonte. Hemos vuelto sin regresar sobre las huellas de un destino inacabado, ante el muro de unas palabras descabelladas, sobre los cielos de un planeta sin rumbo. Somos lo que fuimos, ¿seremos lo que somos?

Por supuesto que he usado San Google para el título de la entrada, concretamente Wikipedia. No he aprendido chino en dos días, pero reconozco que mola darse aires intelectuales con este tipo de cosas. Lo veo continuamente en las redes sociales. Sobrenombres en cirílico o frases sin sentido en idiomas indeterminados, usando siempre el traductor de un google que se ríe de nosotros a la cara. Y mientras tanto, nosotros nos creemos algo. Algo.

¿Y por qué China? Porque sí. La verdad que siempre pienso sobre qué escribir, y acabo haciendo lo contrario, yo funciono así.

¿No os cansáis de oír tantísimas tonterías sobre China, a diario? Yo si, y ese es el motivo por el que también quiero hacer mi pequeño aporte a modo de brevísimo resumen, sobre el temita chino. Porque oye, si los parabólicos pueden, creo que yo también. No voy a ser menos que un chaval que ve un Burundi vs Bután, faltaba más. Con todo el respeto a los padres del chaval. También faltaba eso.

Quiero formar parte de la tontería.

Futuro. Dominación. Globalismo.

Es el futuro, dominan un mundo regido por el autoritarismo más degradante. Ya están aquí, o están comprando los países a golpe de talonario… ¿se puede compra de otro modo? Yo lo he intentado, pero todavía no aceptan el pago en buenas palabras. Eso sí, demos tiempo al tiempo que todo se andará. Pero vamos, ¿es China el futuro, o simplemente es otro país más, como tantos otros? También anda cerca K’un Lun, ciudad de Danny Rand. Pero el Danny guay, el de los cómics de Marvel, no el sin sustancia ese de Netflix que tiene menos carisma que un sobao.

Ahora me lo vais a negar…

China no deja de ser un país extenso, súper poblado y excesivamente complejo. China es un país que mantiene su unidad por la fuerza de un totalitarismo degradado, y más propio de pasadas décadas, de las cuales más nos hubiese servido aprender para no volver a caer en sus trampas. Pero nos va la marcha, hay que reconocernos al menos eso. Nos gusta recaer una y otra vez, porque, ¿qué sería de la vida sin el estancamiento humano?

China crece a fuerza de explotar salvajemente a su población en un sistema ultracapitalista decimonónico, pero dirigido por una nomenclatura dictatorial siniestra y oscurantista, mediante la careta del antiguo comunismo stalinista. Juegan con todas las ventajas posibles en una partida en la que el resto, como pipiolos ilusos, llevamos siempre las cartas a la vista, y muestran una arrogancia nunca vista. Ahora mismo carecen de idiosincrasia propia, son una mezcla extraña de occidentalismo preindustrial que ensaya liberalismos amorfos en los sectores económicos y jerarquías competitivas en el entramado político-social. Es imposible que funcione.

En China manda la inercia, pues la dominación burocrática se limita a tomar nota de los acontecimientos e intenta mantener un rumbo incierto que de momento consigue evitar la colisión. Allí pasa como en la antigua Unión Soviética, dan la impresión de controlarlo todo, pero en realidad ni ellos mismos saben bien lo que está pasando. Todo son incógnitas. Un gigante con pies de barro. China es la calma antes de la tormenta, siendo ella misma la tormenta perfecta. La pregunta no es cuándo caerá, más bien a cuantos se va a llevar por delante cuando lo haga. Y sobre todo, cómo será el mundo tras ese fatídico acontecimiento.

Se admiten apuestas, pero al menos dejad de enseñar las cartas.

Eso sí, China siempre va a ser un enorme recurso para las películas de espías (Rusia ya no tira tanto), o las tramas de Misión Imposible: Operación Geriátrico. Ya sabemos que Hollywood no destaca por darle demasiadas vueltas a sus guiones, que eso de la intelectualidad mejor se lo dejamos a los que usan sobrenombres en cirílico.

Azúcar.

 

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