Dios salve al hombre
Y Dios llegó con su mano abierta y aupó a los cielos al condenado. Entre privaciones y delirios, el hombre de soslayo, observó a lo lejos como las nubes opacaban los truenos. La desilusión acuciante no acabó por perpetrar el crimen, pues fue su descendencia quien, sobre gritos y proclamas, fusilaron la razón. Acobardados, maniataron …