Cena de Nochebuena

El octogenario estaba apesadumbrado y con el corazón en la garganta. Sin moverse, y respirando con dificultad, observaba el cadáver del niño tendido inerte en el suelo, parecía un ángel etéreo. Lo encontró al amanecer del día de Nochebuena, dentro de la casucha donde resguardaban al cerdo, y las mínimas provisiones que fueron capaces de …