Y empezó la guerra

Volvemos sobre nuestros pasos, ajenos a los que gritaron nuestro nombre contra el viento. La metralla atraviesa la carne, la sangre fluye de la viejas heridas; y mientras tanto las pocas lágrimas que aún persisten en nuestras almas se envalentonan frente a la desidia. Olvidados como parias, no sin que los hombres y mujeres enterados …