Votas postureo, tienes postureo

Hace no mucho tiempo hablé del postureo gubernamental, o lo que es lo mismo, gobernar de cara a la galería con un discurso facilón mientras evitas los problemas reales sorteando esas piedras como buenamente puedas. Por supuesto que no considero ésta una forma ética de gobernar, pero del mismo modo soy consciente de que un largo % de los gobiernos occidentales, y por definición españoles, han decidido hace mucho tiempo enfocarse hacia ese camino. Claro que, lo que nos compete a nosotros es lo que suceda dentro de nuestras fronteras, pues de nada me sirve en mi día a día que el gobierno de Berlín sea un eje consecuente de decisiones coherentes (va a ser que no), o que en Italia de la noche a la mañana encuentren la pócima de la cordura parlamentaria (va a ser que tampoco). Me importa que ambas cosas sucedan en España y me temo que, por nuestro lado, nos hallamos bastante alejados de dicho terreno. 

Porque cuando gobierno y oposición manejan el mismo discurso, ¿en qué nos convierte eso? No hay una alternativa democrática al abuso, salvo otro abuso de distinto color. Y para colores, prefiero los equipos deportivos. Gracias. Aunque muchos partidarios de esos colores, actúan en su mayoría como ultras acérrimos de una personalidad o unas siglas, impidiendo que la racionalidad entre en su pensamiento parasitario, dejando el camino llano para el absolutismo dictatorial de una ideología neurótica y macabra. 

Ajenos a todo. 

Mientras tanto, en la ‘era de la eficiencia energética’, los políticos te piden (u obligan) a que gastes menos energía. Tras años de despilfarro en reconversiones, etiquetas muy guapas y brillantes, abonos de permisos y conceptos impositivos varios para disponer de un edificio, coche o electrodoméstico eficiente, ¿a dónde se ha ido todo eso? El dinero vuelve a llenar bolsillos, mientras la estafa piramidal continúa su inexorable avance viento en popa a toda vela. Es el mundo del postureo, gobernar de cara al qué dirán porque sabes que si dices una tontería más grande que tu contrincante, te van a votar. 

Las medidas, ay con las medidas primo. Caos. 

Durante estos días hemos leído, escuchado y visto una sobrerreacción generalizada debido a las medidas anunciadas por el ejecutivo de Sánchez, medidas que por otro lado son un sin sentido que ellos mismos son conscientes de que no va a cumplir nadie; o son simple recordatorios de mandatos que ya existían desde hace tiempo, y a los que nadie hacía el menor caso (tema ventilación de locales y control de temperaturas), pero bien anunciadas están. Porque, como con las mascarillas en exteriores en Navidad, es hacer pensar que hacemos algo sin realmente hacer nada, anunciando con algarabía una “normativa” que no va a cumplir absolutamente ningún hijo de vecino, mientras yo me lavo las manos y dejo de lado el problema real. Que se busquen la vida. Vivimos en esta era de postureo, y encima del malo, donde gobernar se ha convertido en una especie de concurso de popularidad y votar al que diga la gilipollez más grande, o la que mejor se adapte a mi paranoia personal. Y de ahí, aunque nos vayamos al precipicio, no importa porque siempre habrá alguien a quien echarle la culpa llegado el caso. Por eso vemos tonterías como las “medidas” energéticas anunciadas, o la cantidad de prohibiciones a las que nos han sometido durante los últimos dos años, basadas en ninguna evidencia, aunque repletas de corrupción. Pero total, ¿quién ofrece la mayor?, cualquier teoría distinta a la oficial se transforma automáticamente en una conspiración negacionista, aunque esa alternativa tenga una base sólida y ofrezca más soluciones que cualquier decisión tomada en un consejo de ministros. No importa, pero importará. 

Durante estos meses veremos muchas declaraciones pomposas, aumentos impositivos y nuevas medidas de ahorro y eficiencia, nacidas de las mismas mentes que nos han conducido a este callejón sin salida. Pero serán eso, declaraciones y pomposidad sin el menor fondo realista, mera fanfarria porque son incapaces de atajar el problema, por lo que tendrás que buscarte la vida tú solo. Y mientras lo haces, te pedirán el voto porque son más guapos que nadie y hacen cosas muy chulas por ti. Ya sea encerrarte en tu casa, o apagarte las luces. 

¿Sabéis cuál es el problema del postureo?, que al final la realidad acaba quitándoselo de en medio a la fuerza. No lo sabéis, pero lo sentiréis. 

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