
¿Alguna vez hemos visto una servidumbre de tal magnitud en cierta parte de la sociedad? ¿En algún momento se ha permitido una mutilación de derechos básicos con una autocomplacencia como la actual? ¿En algún momento de la historia los de abajo han entregado con tanta facilidad su futuro a unas élites encantadas de no tener que batallar? ¿En algún momento ha sido tan sencillo aprovecharse de los de abajo estando éstos tan preparados?
Quizás me diréis que sí, pero yo no lo tengo tan claro. Porque moda o no, la situación es terrible, y el camino por el cual nos llevan al matadero, repleto de flores preciosas pero un hedor a muerte que debería ponernos en alerta.
Pero no es así.
Asistimos impertérritos al surgimiento de una era en la cual los derechos y libertades que tanto dolor y muerte costó conseguir, van desapareciendo a marchas forzadas mientras la mayor parte de la gente entrega el futuro de sus hijos, y el suyo propio, a cambio de nada. Bueno, cambio de nada tampoco sería la terminología correcta, ya que en realidad lo están haciendo a cambio de recibir pobreza y una extraña esclavitud forzada y cubierta de purpurina. Porque no tener nada y ser feliz, pareciera ser el objetivo de unos y otros. Y válgame dios que no es por ser conspiracionista, pero hay cosas que es imposible dejar pasar mientras el mundo sigue girando sin pausa alrededor de nuestra brillante estrella.
Mientras te prohíben usar tu vehículo diésel para moverte y subvencionan eléctricos inalcanzables para cualquier currito de a pie, a gente que no necesita ningún tipo de ayuda, se sacan excepciones climáticas para los vehículos de superlujo, jets y yates privados. Ellos tendrán derecho a contaminar y para compensar esa contaminación, tú vas a ir en bicicleta. Y la desgracia de la situación no es que te lleven a eso, es que tenemos a una enorme parte de la población encantada de sentir y ver cómo les están meando en la cara, a la vez que gritan pidiendo más. Y todo mientras nos atacan a los que intentamos plantarnos contra esta situación. Te desprecian con un desparpajo que no esconden, mientras tú acudes a un concierto de Coldplay a más de 150 euros la entrada para pedalear como un imbécil y que el amigo Chris Martin tenga su conciencia tranquila por moverse por el mundo en un jet privado que contamina más en un vuelo de lo que lo harás tú en 10 años, pero tiene una conciencia ecologista y comercia productos sostenibles, además te anima que uses tu mierda de abono para plantas. Pero ten cuidado con que plantas usas, y por supuesto ni un solo pesticida. Lo compensará llamando a su próxima hija Pepita de Sandía, así tú eres pobre y él subvenciona tu pobreza. Porque hay que salvaguardar el mundo para ellos, pues parece ser que son los llamados a heredar la Tierra. ¿O no?, quizás esto no es más que un negocio del que cuatro forman parte arriba y se están forrando mientras a ti te queda una cara de gilipollas digna de museo de los horrores. Pero lo haces aplaudiendo y encantado, porque te estás preocupando por un pedazo de roca con miles de millones de años, en el que piensas que tú tienes alguna mínima influencia en su devenir. Porque eres así de egocéntrico. Déjame decirte que no, que tú o 1000 millones de personas dejéis de conducir, no va a cambiar absolutamente nada. Pero qué más da, necesitas el carnet de buen ciudadano y acumular puntos para que te dejen comerte el filete del mes.
Black Mirror ya está aquí.
La servidumbre hacia la élite política y empresarial, tan concienciados ellos con el medio ambiente, es de un terror digno de cualquier obra de King. Y la felicidad con la que afrontan el sometimiento muchos de los que no rodean, aterra aún más que cualquier medida que se inventen para violar un poco más nuestros defenestrados derechos. Nos ponen infinidad de deberes, eso sí. Mientras tanto, volvemos a esos bonitos años 20, donde el mundo era su patio de recreo y las masas estaban aquí para producir para ellos sin descanso en trabajos miserables, explotados y sin protestar mucho, porque no tenían categoría para abrir la boca. Esos tiempos donde cuatro familias eran las que dominaban la situación, se movían por el planeta sin ningún tipo de impedimento y no tenían que encontrarse con la repulsiva plebe en el Four Seasons Maui en plenas vacaciones de verano.
O de no verano, porque aquella clase alta solía vivir de vacaciones y rentas; rentas y vacaciones. Ya te tienen a ti para sacarles la mierda a la calle y acurrucarte sobre ella. Y no te quejes, que te han dado una cama… Aunque sea una cama de mierda.
Porque mientras tú pedaleas en sus conciertos, a los que acudes tras dejarte el 10% de tu sueldo de esclavo, ellos se tomarán a tu salud un mojito a bordo de su reactor, previa recarga del sistema eléctrico gracias a tus pedaladas. Y tú volverás a casa andando, porque no te dejarán tener ni una miserable bicicleta, porque ocupas unas carreteras que deben ser para sus mastodontes subvencionados.
Bienvenido al SXXI, tonto útil.