Semana Santa y el virus ateo

Fotografía del Diario de Jerez

Se acerca la Semana Santa y extrañamente el COVID 22 parece volver a estar en boca de todos. La paranoia alimentada desde los medios, y acrecentada por los distintos caciques autonómicos, ha vuelto a convertir un virus residual en una máquina de matar solamente superada por Terminator. Una máquina que parece ser que en términos totales, aniquila más que la bomba de Hiroshima, pero deja menos huella que el Hombre Invisible. Nos encontramos ante una máquina perfecta creada para matar en épocas festivas, a grupos determinados y con la inteligencia suficiente para saber en qué tramos horarios infectar. Asistimos a la mayor obra de ingeniería genética en la historia del planeta, quizás nos hallemos ante el primer virus extraterrestre jamás visto. ¿Os imagináis? Un virus capaz de matar de 6:00 a 22:00, pero que a partir de dicha hora pierde efectividad sabedor de que los toques de queda son implementados. Infecta al aire libre, pero jamás en un supermercado. Infecta en un estadio de fútbol, pero jamás en un mitin político. Infecta en las aulas, pero no en los platós de televisión. Un virus sibilino e inteligente, maquiavélico y calculador, un virus que cuando menos te lo esperes, estará acechándote en una esquina cuando dobles la próxima calle.

Ayer salí a la calle, pero el virus no me contagió porque aun no nos encontramos en Semana Santa, y al norte las Fallas no llegan. Pero si hemos tenido un Congreso del PSOE en el que nuestro Cacique Autonómico ha recomendado los test, mascarillas, aislamiento y vacuna. Si si, como lo leéis. Que te vacunes contra un virus contra el que tenemos a más del 90% del país vacunado, pero además que aparte de vacunarte y ponerte mascarilla, que te aísles. Pincharte y aislarte.

Es gracioso como los que te piden ejemplaridad y prudencia, han caído todos con el COVID. Eso sí, lo han manejado de cara al público como si se hubiesen enfrentado a las tropas nazis en Dunquerque y vencido en nombre de los aliados a Herr Hitler. Por supuesto, no.Tuvieron un constipado que les mantuvo en su cama, haciendo la picota con sus familias y repasando el catálogo de Netflix. Cuestión de heroicidades, pero yo creo que no es que en los dos últimos años enfrentásemos a algo grandioso, ni mucho menos heroíco. Entró un virus y lo encaramos, malamente y con una gestión nefasta, que se ha vendido como si nuestras generaciones conquistasen el sistema solar. Por lo menos.

Menuda banda somos, amigos. Menuda banda.

Imagino que con las variantes durmientes durante el conflicto ucraniano, y una prensa que ha hecho su agosto en pleno marzo, el COVID 22 se ha ofuscado y quiere de nuevo el protagonismo que le han robado. Porque va cantando que le devuelvan la vida, que le devuelvan la vida, que le han robao. De nuevo las mascarillas aparecen en los cielos como magnánimas salvadoras en una época oscura y tenebrosa. ¿Crisis?, qué crisis ni qué ocho cuartos, si se acerca la Semana Santa con la variante Huelguista asomando por los recovecos de unas nubes grisáceas. Calima y temporal, entre balas y pancartas. He de suponer que ante la crisis, lo mejor es amarrarse bien a la boca una buena mascarilla. Todo lo soluciona, incluso la fealdad.

Y no será porque no lo intentaron. Incluso con una epidemia de gripe en marzo, o sacando la carta de la gripe a… la gripe a, si. Leéis bien. Pero imagino que la gente, harta y cansada, no ha caído en la trampa y prefirió reírse de ellos como buenamente han podido, así que tras deliberaciones casi perpetuas, nuestros diligentes cabecillas en los medios decidieron que lo mejor era tirar por lo viejo conocido, que siempre funciona: el COVID. Lleva funcionando dos años como un reloj, así que se intentará agotar esa vía unas fiestas más hasta que ya no dé más de sí. Vamos a exigir mascarillas en espacios abiertos contraviniendo un Real Decreto, y si cuela, pues cuela. La pregunta que me hago es si algún policía demasiado inocente o demasiado pagado de sí mismo, se atreverá en Castilla y León (Y en los lugares que vendrán) a multar cometiendo una ilegalidad manifiesta que le podría suponer perder algo más que unos días de empleo y sueldo. Pero, como las meigas, haberlos haylos y no tengo ninguna duda de que tendremos algún Harry el Sucio dispuesto a marcar paquete frente al abuelo y su nieto, o algún adolescente crecido.

¿Por qué van a continuar estos días imponiendo el uso de la mascarilla?, porque tenemos una ralea política que ansía aprovechar las últimas mordidas de una de las mayores corruptelas de la era moderna. Intentarán, por todos los medios, acelerar el llenado de cuentas bancarias antes de que acabe por explotar la situación a la que nos enfrentamos. Imponer algo ilegal ya importa poco, pues la gente cumple con diligencia sin detenerse a preguntarse el sentido común de lo que le impone. Tan siquiera si tiene alguna base legal. Por eso, continuarán apretando unos días más, quizás un par de meses más, aunque se aflojará mucho tras la Semana Santa, porque las mordidas irán siendo cada vez más pequeñas. Pero cabría preguntarse algo: si ya no harán falta aislamientos y las PCRs se harán tan solo bajo prescripción médica, ¿por qué se mantiene el uso de las mascarillas?

De seis olas, las mascarillas han impedido la friolera de 0.

Frenaba la gripe, pero por arte de magia en marzo ya no la frenan.

Frenaban el contagio, pero nunca lo frenaron.

Fueron útiles, pero en realidad jamás lo han sido.

Vacúnate, pero no te quites la mascarilla que te prometimos que se iba fuera cuando te pedíamos que te vacunases.

Aparte de la corrupción, la mascarilla es ese símbolo de sometimiento pandémico por el cual nuestros políticos continúan implementando medidas dictatoriales. Políticas de guerra para tiempos que jamás fueron de guerra, pero nos vendieron como una guerra. ¿Y ahora que se avecina una guerra?, ahora se niega que sea una guerra y que son tiempos de cambio.

El teatro está a punto de acabar.

2 comentarios

  1. Cada día te superas, Hixto 🙂

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