Rusia patrocina esta secesión

Al parecer existía una vez un gobierno regional deseoso de romper con el país al que pertenecía y debido a ese deseo, evocaron un supuesto sentimiento más allá de lo comprensible. Una idea básica y directa: nuestro dinero es nuestro y lo queremos usar. Con una pequeña puntualización, la fiesta me la vais a pagar vosotros porque a mi para tanto no me llega. Cómo irse de casa, mientras tus padres te pagan el alquiler, la comida y te lavan la ropa. Es una independencia algo extraña, más bien para calmar las aguas y permitirte gastar tu sueldo en lo que te dé la gana, sin que nadie te revise las cuentas. Pero la histeria colectiva y tapar miserias propias con defectos ajenos, siempre bien envueltos en una bandera y destino divino de una patria maltratada, es mejor opción que afrontar la realidad. Así trabajan los fanáticos. Los alienados. Así ha trabajado el secesionismo catalán desde el primer día, acelerando desde el instante que el dinero ruso empezó a entrar por las Ramblas a troche y moche.

Porque la República Catalana ha sido y es otro de los intentos rusos para desestabilizar la Unión Europea, aprovechando las paranoias e ínfulas de la burguesía catalana para sus propios intereses. Tampoco era demasiado difícil, no nos engañemos. La ciudadanía llevaba siendo guiada por sus paladines independentistas muchos años, por lo que no tuvieron demasiados problemas para reconducir la locura aprovechando la crisis del euro y de deuda que sufrió España entre 2012-2015. Que fueran rusos, no es una sorpresa mayúscula. Se sabía, y las informaciones que van saliendo con el transcurrir de los meses, tan sólo apuntalan más la culpabilidad de Moscú y el colaboracionismo de unos secesionistas que iban a entregar Cataluña al Kremlin mientras ellos disponían de un retiro dorado a cuenta de Putin. Los catalanes de a pie que apoyaron la nueva república, iban a disfrutar del caos y la oscuridad de ese nuevo amanecer que pidieron con tanto ahínco mientras gritaban ‘Espanya ens roba’. Por suerte, no tendrán que abrazar el caos y podrán permanecer en el orden anárquico de esta monarquía inconstitucional llamada España.

Lo que tiene cierta gracia es que, para enterarnos de los lazos del secesionismo catalán con Moscú, tuviesen que invadir Ucrania los hijos de Putin, a pesar de que durante más de 10 años ha habido voces alertando de la injerencia rusa en los asuntos de estado de ciertos países europeos. Amén del lobby energético prorruso, que mediante Greenpeace y otras organizaciones de financiación eslava, han estado apuntalando la tapa del ataúd energético de la Desunión Europea. Hemos pagado a Rusia para que a su vez soborne a los altos cargos europeos, para que éstos a su vez, nos arruinen la vida. El círculo es tanto extraño, como extraña es la aún putinfilia que existe en la alt right española (Y mayor parte de Europa), hacia un Putin que lleva más de dos décadas atacando sin descanso a nuestros intereses.

También es cierto que lo de los españoles se lleva la palma, pues rojigualda en ristre, defienden la invasión de Ucrania y atacan al secesionismo catalán, mientras desfilan por las redes sociales con memes de Putin y banderas rusas a dolor.

Me figuro que pensar está sobrevalorado.

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