Recesión controlada

No cabe la menor duda de que nos encontramos sumidos en una incertidumbre económica y social de gran magnitud. No tenemos la menor idea de lo que nos deparará en unos años, y muchos hemos caído en la desesperanza al ser incapaces de vislumbrar un poco de luz al final del túnel. Y no es para menos. Somos humanos y es innegable que vivir en la zona oscura de forma casi perpetua, acaba por afectar hasta a la persona más fuerte. Qué no nos pasará entonces al resto, que hemos aprendido (y de aquella manera) a sortear el temporal como buenamente podemos, pero no de manera muy efectiva. Y aquí estamos. Nos hallamos en una tesitura demoníaca, en la que no tenemos la menor idea de que será de nosotros o nuestro país, mucho menos qué sucederá con nuestros hijos.

¿Y qué nos sucede?, llevamos varias semanas leyendo noticias respecto a la inflación, y no cabe duda de que algo se nos escapa porque no comprendemos del todo la magnitud del problema, pensando que ese vocablo es lo que afecta al precio de las cosas y poco más (otra forma de robar), pero se puede “controlar”, y en cierta medida, sí, se puede. La inflación es una vieja conocida de hispanoamérica (los venezolanos, argentinos o peruanos saben muy bien de lo que hablo) y de África, pero una compañera de viaje que los países con las monedas de referencia (Euro, dólar y libra) habíamos dejado atrás hace más de 30 años, que se dice pronto. Y lo primero no supone un problema excesivo (para ellos sí, pero a nivel global no es un impacto), más allá del nivel regional, pero sufrir una inflación disparada en esas tres monedas si acarrea graves problemas, pues en los mercados internacionales los alimentos, materias primas y deuda (entre otras muchas cosas), se negocia en esas tres monedas.

Y no ha sido la guerra en Ucrania, pero les ha venido que ni pintado para volver a lavarse las manos y culpar a ‘otros’ de sus pecados. Una vez más. No voy a ser un iluso y decir que no ha afectado, pues ya solo el crack en materia energética ha sido devastador, pero si no hubiesen invadido Ucrania los rusos, nos encontraríamos en una situación similar. La diferencia es que habrían prolongado un poco más el covid para tapar lo que está tapando la guerra: una recesión controlada.

Entonces, ¿qué demonios ha pasado y qué va a suceder? Pues lo que me lleva semanas rondando, lo comento a continuación. Por supuesto no es más que una elucubración basada en lo que se está viendo y las direcciones que toman dichos gobiernos, lo que no quiere decir que esto sea una realidad o predicción.

Tenemos que irnos hasta 2020 y las políticas de los grandes Bancos Centrales, encabezados por la FED y su segundo helicóptero monetario (Tras el de la crisis de 2008) al que tuvimos que sumar a las mastodónticas compras de deuda estatales realizadas por el Banco Central Europeo para cubrir el gasto público que hicieron los países para mitigar los efectos de la antigua crisis y la desconfianza de los mercados en sus economías, además de tener que cubrir el déficit que han generado las políticas llevadas a cabo durante la pandemia. En resumen: hay un exceso de dinero en circulación, rompiendo el equilibrio entre oferta y demanda. Y los bancos centrales causaron esto. ¿Por qué?, para evitar la deflación por la caída de demanda derivada de haber detenido el mundo durante más de un año, empezaron a imprimir dinero como si no hubiese mañana. Y llegados al punto en el que el virus ya es historia, nos encontramos en un proceso inflacionario exagerado que no dejará de crecer como una enorme burbuja, y en algún momento tendrás que atarte los machos y tomar decisiones duras y difíciles para ponerle fin.

Entonces, ¿qué van a hacer para controlar la situación? Ya hemos tenido noticias al respecto en los últimos meses, en otro artículo comenté que el BCE detendría las compras de bonos soberanos este verano, tras casi una década trucando los mercados para sostener países fantasma. Se van a paralizar las compras de deuda por parte del BCE, además de la emisión monetaria descontrolada por parte del resto de Bancos Centrales. Tendremos la anunciada subida de tipos de interés y se provocará con ello, una recesión económica supervisada y controlada desde los estamentos económicos públicos. Básicamente tendremos menos dinero disponible en el bolsillo y circulando, por lo que el coste de financiación de familias y empresas, subirá inexorablemente. El consumo sufrirá un shock, lo que conducirá a su vez a las empresas deficitarias y quebradas (Las llamadas empresas zombie) a una quiebra inevitable. Muchas de ellas han vivido de prestado a base de refinanciar su propia deuda una y otra vez, sin aportar un bien tangible y descontrolando el gasto a pesar de estar técnicamente muertas. Y esto, aplica a muchos países, España entre ellos.

Si bien es cierto, podemos decir que España de facto ya ha sido rescatada, pues los llamados Fondos NextGen, no son más que un rescate encubierto. Por supuesto, admitir esto supone admitir una derrota sin paliativos.

Nos acompañará una ola de destrucción de empleo debido a la disminución de la renta disponible y la actividad económica. Es decir, tienes que destruir la demanda para que los precios vuelvan a controlarse. Pero hay que hacerlo de manera gradual y controlada, no provocando un caos social y financiero. Y en esas estamos. No va a ser una crisis como la de 2008, esta será corta porque no nos encontramos ante un sistema putrefacto como antaño, pero habrá que apretarse el cinturón hasta 2024-2025. Esperemos que no se quede tanta gente en el camino como por aquel entonces, honestamente dudo que lleguemos a ver cifras de desempleo tan salvajes y tengo la impresión de que se podrá absorber con más eficacia el desempleo, generando oportunidades en otros campos. Incluso en oficios hacia los que durante años se ha renegado: carniceros, pescaderos, fontaneros, panaderos… etcétera.

No van a salir en rueda de prensa a anunciar todo esto, tan solo se seguirá la hoja de ruta prevista y en unos años se anotarán el tanto, siempre que salga bien. Vienen tiempos duros.

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