Nuevos/viejos compañeros de cama

Extraños compañeros de cama para estos extraños tiempos que corren. Extraños, pero no nuevos, porque hemos regresado con la pareja del instituto tras toda una vida alejados de ella. Y es que tras la pantomima de Macron y Biden en la cumbre del G-7 del otro día, se va allanando el camino para ciertas maniobras de las que seremos testigos, pero que deben maquillarse un poco antes de ser presentadas ante el espectador, no vaya a ser que la opinión pública piensa mal y acierte. Un maquillaje que no cubrirá la vergüenza en demasía, pero al menos conseguirá que sus acólitos sientan menos remordimientos cuando se lleven a cabo. Y cuando me refiero a pantomima, no es otra cosa más que la cutre y esperpéntica escenificación de una conversación ‘casual’ que (avatares de la vida, había un cámara justo en ese preciso instante enfocándoles) en la que ambos líderes hablan de los límites de la producción petrolera de Emiratos Árabes y Arabia Saudí. Digo cutre, por no ir más allá y hasta el infinito, porque alguna mirada a cámara se le escapa a Macron, que es incapaz de dejar de gustarse a sí mismo. Y es que el presidente francés adora demasiado el foco como para no fijarse en él cuando le apunta, por lo que nuestro dandi galo tiende siempre a intensificar sus ya conocidas actuaciones. Espero que este año le den el César honorífico.

¿Fondo relacionado con esta cuestión? Pues de esta forma se empieza a justificar un poco más las sanciones perpetradas contra el petróleo ruso por parte de Bruselas junto al cepo que se le pondrá al precio de su barril. Mientras tanto preparas a la ciudadanía para cambiar al ‘malvado’ de turno, que ya va tocando, retirando los focos de Irán y Venezuela y permitiendo que esos dos países vuelvan al mercado petrolero mundial tras varios años de sanciones a su producción, y a ellos mismos. Por supuesto todo esto tiene de actor principal a la administración Biden y su postura de acercamiento al régimen de Maduro, con el que tras meses de conversaciones se ha ido cediendo terreno a las exigencias del mandatario venezolano. La principal sigue siendo, por supuesto permitir el aumento de la producción del país caribeño.

Ya teníamos a Jorge Rodríguez reunido con una delegación de los Estados Unidos para ir enfocando el asunto. Un Jorge que lo mismo te sirve para malgobernar Caracas, para ser el perrito faldeo de Diosdado o negociar el futuro del país con la primera potencia mundial. Me imagino que en Miraflores están carentes de talento. ¿No es raro que no esté metido Zapatero? Nosotros me da que les cederíamos a Sánchez sin posibilidad de retorno. Es una oferta que deberían considerar. Dos por el precio de uno.

Me voy por las ramas. Debe ser el trancazo que tengo, o igual es el long covid. Vete tú a saber, lo que está claro es que esta mañana tenía que haberme ido a dormir porque no me tenía en pie cuando me levanté a las 7, y aquí estoy escribiendo otra de mis diarreas mentales buscando que al menos lo leáis un par de personas. Y eso siendo bastante magnánimo con mi carencia de talento.

Sigo.

El salvavidas será determinante para la supervivencia del chavismo venezolano alejando el supuesto fantasma de un enfrentamiento civil en el territorio. Aunque llegados al punto en el que nos encontramos, me parece que hablar de enfrentamiento civil es darle a la oposición criolla demasiada relevancia, cuando en la actualidad ya es un ente alejado por completo del día a día de una sociedad a la que ha dado la espalda. El Juego de Tronos venezolano ha resultado ser un mero aquí te pillo, aquí me mato, en el que Guaidó se conformó con su puesto de quita y pon autodenominándose cacique, mientras hacía giras por el mundo y llenaba sus bolsillos ante su inminente salida.

Y ahora comparemos petróleo venezolano. Porque los enemigos cambian como cambia el clima y las estaciones. No somos fieles ni a nuestro odio. Al menos Biden seguirá pensando ‘que bien lo hago’ mientras Macron está encantado de conocerse.

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