
Desfalco y ruido. Viviendas de materiales quebradizos, ruinas construidas con apoyo de un ente público corrupto, vecindarios derruidos en una sociedad maltrecha. Mucho ruido de fondo, mucha fanfarria e inauguración, mucha pegatina y mucho discurso sobre el cual cimentar mentiras. Mentira tras mentira, porque las mentiras son la flor de la vida de un político, sobre la mentira se construye una reputación, sobre los huesos de un votante, se construyen sus carreras. Nuestras vidas son para ellos moneda de cambio, y como se cambian monedas por fichas en un casino, ellos monetizan nuestras pesadillas, que sin a fin de cuentas los anhelos de sus mecenas. Mecenas que, de un modo u otro, conservan la hipocresía del viejo mundo en este nuevo vergel de oportunidades para el pícaro, el listo de nuevo cuño que acrecienta su fortuna mediante un comportamiento innoble, carente de la más básica moral.
Somos un experimento que siempre sale mal.
Construyen sueños con materiales baratos, sueños a los que la humedad les invade el corazón, las grietas socavan la poca moral que mantiene en pie a las familias. Sueños que disfrazan de falsa dignidad, pues por un módico precio podrás disfrutar de una vivienda como cualquier otro ciudadano, manteniendo la dignidad de un presente que no es más que una pegatina en el cristal de tu ventana. El hombre come de la vena del señor desde hace más de mil años, y no es tradición de un Don nadie cambiar la voluntad del señor. Poderosa frase que no alberga más que hipocresía y miedo ante el cambio. Un miedo que no hace más que aumentar con el paso del tiempo, convirtiéndose en un océano de herrumbre postergada, vivaces creencias de que cualquier cosa podría ser algo más si lo deseamos y tenemos fe.
Mentira facilona.
No sé en cuánto está el gasto en vivienda pública del Principado de Asturias, o de ninguna otra comunidad autónoma, no lo sé porque dudo muchísimo que el gasto real se acerque un poco siquiera al que podamos ver reflejado en cualquier documento con el sello de la administración, me resultaría más creíble una promesa de Antonio Sánchez. Los desfalcos y mordidas están a la orden del día en nuestra administración pública, por lo tanto calcular un precio se convierte en una tarea altamente difícil. No seremos nosotros los encargados de ello, pero por desgracia si somos nosotros, los encargados de vivir en ellas. ¿Y qué supone eso?, pues para desgracia de los inquilinos de vivienda pública, supone pagar impuestos, y además, disfrutar de unas viviendas de unas calidades ínfimas. Ínfimas por su disposición, e ínfimas por mantener chupópteros viviendo con ellos, mientras que no abonan un solo euro de la arrendación, tú tienes que disponer de tu poco dinero para, mediante impuestos mantenerles a ellos, y a ti. Y no vayamos a controlar eso, porque controlarlos supone controlar un nicho de votos demasiado jugoso, ese nicho de votos que por un módico precio sostiene nuestro chiringuito el tiempo suficiente para que las mordidas sean inimaginables.
El voto cautivo de una población subvencionada y subordinada.
Nidos de votos mediante inquilinos deudores. Inquilinos deudores, mediante realización de metas por la subvención. Una paga, no declarar las ganancias y de paso hacer la vista gorda, y tienes unos votos asegurados gracias a los que sí pagan esas viviendas. Los cuatro gatos que te abonan religiosamente las mensualidades, son los tontos útiles del sistema, esos pobres diablos que mediante su sueldo miserable, mantienen a los deudores, y tu puesto. Poco importa el gasto en vivienda pública, si el gasto reporta los suficientes votos como para mantenerte en el candelero el tiempo necesario para que te reporte una ganancia sustancial y engorde tu cuenta bancaria a unos niveles inimaginables. Qué más dará que el mindundi que tiene un trabajo de mierda, en una empresa de mierda, vea sus sueños aplastados si al menos puedes conseguir tu puesto vitalicio, mediante el puñetero deudor. Le cuidas, porque facilitarle el acceso a todo, le otorga a ti la realidad tangible de un mundo al que solo aspiras robando a manos llenas. Qué es lo que haces, pero con unas formas de otra época, tus modales alejados de tu supuesta condición. El Medievo 2.0 está más vivo que nunca.
Da igual que les des miseria, mientras que la miseria sea gratuita. Si la pobreza de apariencia llega sin ningún tipo de condición más allá de lo que se ve, todo será bien recibido si más allá pueden conseguir lo que desean lejos de las cuatro paredes que les dan sin ninguna condición.
¿Cómo luchas contra eso?, no puedes. No puedes pelear contra el orden establecido porque es el opresor el que manda, y el que manda es el que gobierna, y aunque tú tengas cierta tazón, no eres capaz de enfrentarte a su ejército de fieles apesebrados, esos que te van a machacar si tienes la decencia de plantarte ante el abuso. ¿Qué te toca tragar?, pues te toca. A fin de cuentas hablamos de muchos votos, y los votos mandan. Da igual que ofrezcas mala calidad, si la mala calidad va acompañada de un nulo esfuerzo de anular las regalías. Tú eres un cero a la izquierda, y la ruina te traerá no pocos problemas.
Siempre pensé que era una manera de crear una red de votantes, parece que no soy la única
Otra forma de despilfarrar y se enumeran solas
Me gusta pensar que todo puede tener motivos no tan malos, pero se corrompe al pasar el tiempo