La Edad de Oro de la Corrupción

Llegamos a la casilla final de la pandemia

Hemos alcanzado uno de los puntos clave por los que tantos llevamos mucho tiempo gritando y haciendo un lobby extremo (al menos en redes sociales y en nuestro círculo personal), la retirada de las mascarillas en interiores ha dado sus primeros pasos y a partir del 20 de abril, desaparecerán de casi todos los ámbitos posibles. Continuarán en residencias de ancianos, transporte público, ambulatorios y hospitales. Además se deja de recomendar su uso en colegios, pero tan solo a partir del día 20; porque hasta el día 19 es innegociable, primordial que los niños la lleven estos pocos días lectivos que les quedan. Nosotros continuamos sin entender los caminos inexcrutables del covid. Este virus tiene un comportamiento extraño y parece circular en curvas concéntricas, con movimientos difusos dejando una estela de contagio que te puede dar, como te puede no dar. Todo depende del punto de vista del infectado. O del día de la semana.

Me imagino que la negociación con el virus ha sido complicada y conseguir que deje de infectar no ha sido un camino de rosas para la ministra. El principio de acuerdo permite al virus infectar en interiores hasta el 19 de abril a las 23:59. A partir de ahí, tan solo podrá atacar al ciudadano en los centros arriba fijados.

Fijamos una fecha a más de una semana vista, indicando con seguridad manifiesta que cuando se quiten es de un día para otro y su uso pasa a ser ‘no recomendado’, pero mientras tanto se mantienen toda la Semana Santa con todo lo que conlleva esa decisión, que no es otra cosa que puras mordidas y corrupción. Porque, seamos claros amigos, todo esto ha tratado desde el primer día, de la que tal vez sea la trama corrupta más grande de nuestra democracia. Y superar al ladrillo era rematadamente difícil. Pero nuestra clase política y empresarial siempre puede superarse, porque no encuentran formas de que el país avance y crezca a un ritmo codiciable; de ser la envidia de Europa y del mundo, pero son auténticos hachas para hallar nuevas maneras de crear tramas corruptas. De generar mordidas para sus allegados, para sí mismos. De tejer redes clientelares donde la misma élite que lleva llenándose los bolsillos desde hace más de 50 años, siga haciéndolo.

Cambian las formas, pero nunca el fondo.

Una gran bola de nieve que ha ido creciendo con las medidas que se han creado expresamente para eso.

Menudo filón encontraron hace dos años con las importaciones de material médico, comisiones por todos lados que no eran capaces de seguir, un maná dorado donde nombres y prohombres se embolsaron un dinero público que no era de nadie, comisiones que volaron entre los despachos, sobres que se perdían en los bolsillos y carteras gubernamentales; entre directivos y mandamases incapaces de ponerle freno al vicio del segundo oficio más viejo del mundo. Grupúsculos de políticos que cuando encontraron la palabra divina que suponía gestionar tales cantidades de dinero, empezaron a imponer restricciones a diestro y siniestro con el único objetivo de engordar sus cuentas bancarias, el telón de fondo cada día importaba un poco menos. Dudo muchísimo de las casualidades relacionados con nuestra casta gobernante, y más dudo aun de que de un día para otro pasamos de no necesitar mascarillas ni material sanitario, a inundar nuestro día a día con océanos de tapabocas, guantes y geles hidroalcohólicos. Tardamos en instaurar su obligatoriedad lo que tardaron ellos en darse cuenta de que se encontraban ante una de las formas más efectivas de tener un retiro dorado, y en esas estamos. Porque no es casual que los caciques más covidianos, sean también los que tengan en sus autonomías, ciertas empresas ligadas a la producción de mascarillas y productos conectados a la gestión de la pandemia. O contactos con la distribución de material o vacunas. Poco a poco se van destapando ciertas tramas, comisiones dudosas y presupuestos inflados.

Yates, coches de lujo, fincas con más hectáreas que el Palacio de la Zarzuela, cifras de escándalo y contactos de familia. Estrategias creadas para beneficiar a empresas de confianza, medidas instauradas para beneficio de esos pocos que han visto el cielo abierto a la vez que a los demás nos dejaban a las puertas del infierno. Y no, amigos, no sólo la casta política ha metido la mano. Decenas de empresas han aprovechado las ayudas para llenarse los bolsillos liquidando personal, realizando ERTES con cuentas que extrañamente no cuadraban, con subvenciones debido a la pandemia, mientras en pleno confinamiento se hicieron de oro. Empresas que se han llevado cada céntimo, mientras el autónomo de tu barrio se comió el cierre obligado una y otra vez, medidas dictatoriales que a muchos les han llevado a la miserable ruina. Repartidos los fondos entre las empresas amigas, el Ibex se inunda de millones de euros destinados a paliar los efectos de la crisis y potencia el crecimiento de un país lastrado. Millones que se evaporan en los despachos de las grandes torres de marfil, mientras el tendero que tienes en tu calle se ahoga en una tormenta de deudas adquiridas para intentar mantener a flote un negocio al que han tiroteado a impuestos y normativas absurdas durante años, y le han dado la puntilla con los cierres liberticidas. Millones que se tragarán los grandes círculos de la élite empresarial patria, que llevan alimentándose desde hace años de ayudas al desarrollo y decenas de programas con los fondos europeos que, en teoría, iban a conseguir que España se recuperase años de dictadura y aislamiento, aumentando su transformación como nación, situándose a la par de sus homólogos europeos. Millones que repartirán entre los mismos, independientemente del color de gobierno o la autonomía. Millones que siempre acaban en las mismas manos, mientras tu vida se hunde en la decadencia a la que ellos te empujan.

Pero no son los únicos, pues tenemos a los siempre dispuestos medios de comunicación que se han dedicado a retransmitir una y otra vez el mensaje gubernamental: miedo, terror y fin del mundo. La culpa es tuya, ciudadano. Inundados de propaganda estatal, ayudas publicitarias y mercadotecnia pandémica, los grandes medios se han dejado conquistar en un mundo en el que el tradicionalismo periodístico está muerto. Es su último salvavidas en mitad de un océano, pero no son conscientes de que el salvavidas estaba roto y el agua les va a tragar de manera irremediable. No saben que están muertos, pero se afanan en decir que, si tú no te pones mascarilla, caerás en redondo.

Hemos entrado de lleno en una nueva Edad de Oro de la corrupción, donde poder desfalcar presupuestos públicos, llevarse dinero procedente de Europa para proyectos ligados al crecimiento, e incluso compras de material defectuoso que otorgar a nuestros sanitarios, que se defendían en primera línea hace dos años con bolsas de basura o guantes y mascarillas que se rompían con solo mirarlos. Mientras tanto, el dinero iba directo a los bolsillos de los mismos que te robaron tu libertad encerrándote en tu casa ‘por tu bien’. Había mucho dinero que gastar de forma rápida y sin tiempo para detenerse y dar justificaciones, con un parlamento cerrado y unas administraciones opacas durante año y medio, ¿qué pensábamos que iba a pasar con una de las clases políticas más corruptas de Europa? Hemos visto a muchos lucrarse, a otros gritar que esos mismos se estaban lucrando, mientras la gente moría a paladas y los hospitales rozaron el colapso. Abrimos una morgue en un palacio deportivo, nos encerraron en nuestras casas, arruinaron el país y te engañaron vilmente haciéndote pensar que todo era culpa tuya, cuando la base de todo ese comportamiento no era otra cosa que la más básica y simple corrupción. Pero, mientras tanto, exhibían carteles en cada ciudad diciéndote, sin ningún pudor, que matabas a tu abuelo si le ibas a visitar.

Los mismos que llevan dos años culpándote por todo, son los mismos que llevan dos años robándote todo.

¿Queréis alguna pista?, solo tenéis que seguir el mantra ‘la pandemia no se ha acabado’, para daros cuenta quien está metido hasta el fondo en esta trama que acabará por destaparse más pronto que tarde, y detenernos a pensar un segundo, si en realidad en algún momento os han dicho la verdad.

Todo se irá destapando con el pasar de los meses, irán aflorando demasiadas porquerías para las que tal vez muchos no tengan estómago, pero del mismo modo el cielo se irá abriendo para todos los que llevamos gritando en alto que vivíamos una vergüenza nacional. Los acérrimos defensores de las mascarillas, serán los primeros en decir que ellos lo vieron venir y está bien. Aceptamos eso, porque es el sino del ser humano, de nuestros convulsos tiempos. Estamos inmersos en una trama corrupta que alumbrará una nueva era de procesos judiciales y nombres chulos, mientras caerán desde políticos, grandes medios, a mandos policiales por aplicar medidas ilegales y llevarse también su parte del pastel. Porque esto ha funcionado así. Mientras tú has perdido tu vida, otros han asegurado el futuro de sus hijos y nietos.

Quizás deberías preguntarte si todo esto ha merecido la pena.

3 comentarios

  1. Has dado en el clavo

  2. Espléndido, Hixto. De 10.

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