
Cuando todo mejor peor, y cuando todo peor pues mucho mejor. O algo así. En realidad, no recuerdo todos los trabalenguas con los que nos deleitó Mariano Rajoy Brey en su gloriosa legislatura, el prohombre que mientras le hacían una moción de censura que iba destinada a condenar el país estaba pillando un ciego en un garito de Madrid fumándose un habano. El tipo que vino, no hizo nada y no venció. El gallego de barba que se rodeo de incapaces, y cuando se fue la mitad más uno quedó bien colocado en puestos que les harían no tener que preocuparse demasiado lo que les queda de vida. Eran buenos tiempos, decían algunos. Otros hemos optado por no olvidar.
Porque de aquellos barros, estos lodos.
Me apetecía comentar algo sobre los tuits (como el del encabezado) con los que nos deleitan ciertos esperpentos humanos del gobierno actual, tuits que mientras vemos el país irse al garete a marchas forzadas, te comentan no sé qué sobre el derecho que tienen a mostrarse por la calle tal cual son (me pregunto quién demonios les ha impedido alguna vez eso. Sobre todo, a ellos, que suelen ser niños de papá cuya única preocupación era tener el mejor teléfono del mercado y elegir entre Ibiza o Bali, para irse de vacaciones), o señalarnos lo malos que somos porque no les permitimos disfrutar de su sexualidad. O vete tú a saber. Al final es gente que necesita llamar la atención de forma constante, en plan ‘soy vegano mírame’ o ‘hago crosffit y tú por qué eres tan vago’. Que haberlos haylos, pues he tenido el enorme placer de conocer a tamaños especímenes de tez morena y poca fiabilidad ósea. Son personas que saben que ostentan un cargo inútil, sin sustancia, base, ni aporte a la sociedad, por lo tanto, tienen que intentar justificar ese dinero que ingresan por haber sido amigos de la gente correcta en el momento correcto, contentando al público hacia el que dirigen sus indigencias mentales. Su única dedicación a tiempo completo es tuitear, hacer algún viaje bajo el paraguas de una ministra colocada, y mantener apaciguado a un colectivo que mientras el dinero continúe fluyendo a cholón sobre sus caras, no abrirán la boca. Y hablo del LGTB plus 2.0 (he perdido la cuenta de las siglas que se han ido añadiendo, así que perdonadme si no me importa), por supuesto. Porque no importa lo más mínimo que España pasase de ser el segundo país donde tuviesen más derechos reconocidos al puesto once. Y ello durante los años de gobierno en los cuales los cabecillas de sus asociaciones han tenido puestos de relevancia. Digo cabecillas porque al final son los que van pasándose la mano unos a otros, repartiendo presupuestos y solucionándose la vida, mientras tú no eres capaz de llegar a final de mes y te piden que no pongas el aire acondicionado, o no cojas el coche para ir a trabajar. Porque contaminas.
Toda esta gente que alecciona y te habla como si fueses subnormal, con ese paternalismo infecto característico del que se cree por encima del bien y del mal, no es más que la punta del iceberg de una situación mucho mayor. Porque esas personas en el fondo, son conscientes de que no hacen absolutamente nada. Que están ahí colocados porque sí, porque tienen que cumplir una cuota y mantener unas promesas; o porque, como dije antes, son amigos del que está por encima de todos ellos. Y su labor constante es intentar justificar de la única forma que saben, un puesto que les genera un sueldo indecente por el mero hecho de existir. Y no pasa nada, porque siempre hemos tenido esto y cada partido lo ha hecho siempre, y podría ser cierto, la única diferencia es la obscenidad con la que te lo restriegan ahora. Ya que si sabes que eres un inútil, que tu puesto es el que es y vales menos que nada, te callas, hablas poquito y vuelas bajo radar los años que mantengas el sillón. Lo calientas bien, vas al despacho cada mañana y te masturbas con perspectiva de género viendo porno inclusivo belga, pero no nos digas cada condenado día lo gilipollas que somos el resto, y lo inmensamente bueno que eres tú. Porque quema, porque cansa, porque agota y porque tensas la cuerda hasta un punto que puede desembocar en problemas muy gordos.
No es tan difícil.
Por ir cerrando, quizás os preguntéis por qué hablé de Rajoy al principio, y no es porque me apeteciese (aunque no le pueda ver delante). Es porque al final el origen de todo esto es el propio Partido Popular de aquel entonces, año 2010-2011. El PP de Rajoy y Soraya que encontró en el 15-M la forma perfecta de dividir a la izquierda dando alas a grupos de personas con nulas capacidades intelectuales, pero más jeta que un piano de cola. Y mediante un conglomerado televisivo subsidiado como Atresmedia, dieron pábulo a toda esta ralea de incapaces que ahora mantenemos en el sillón y a los que damos de comer desde hace ya ni se sabe.
Así que, cuando escuchéis al PP quejarse, tendríais a bien recordarles que la situación que vivimos solamente tiene un origen: ellos.
Sigue con tu habano, Rajoy.