Harakiri subvencionado

Un guión de los Hermanos Marx, eso parece la gestión de gobierno del inefable Antonio y su equipo, que con más pena que gloria, han sumido al país en un caos energético y diplomático que ríete tú de Zapatero rodeado de una jauría de perros puestos de anfetaminas y vodka moldavo bailando sardanas por toda la Moncloa. No es que me preocupe, es que me acojona sobremanera lo que se nos está viniendo encima con el intento de disimulo de los medios apesebrados y los mamporreros de un régimen que otra cosa no, pero controlar la opinión pública y que el harakiri se lo haga el ciudadano medio, es algo hacen de lujo. Nos hallamos sumidos en una de las mayores crisis de la era moderna (quizás la mayor, pero no queda muy bien decirlo así que no lo diremos), y no es por ser agorero, pero después del verano la que se nos vendrá encima será de órdago. Una ola de desempleados, cierres comerciales, escalada de deuda, de intereses e imposibilidad de financiar el estado social que rige en España. Y llegado a ese punto veremos cómo cuelan la novena ola de covid entre todo ese berenjenal. Que lo van a intentar, no os quepa ninguna duda. Son así, y así se quieren ellos.

Espero que no aceptéis ese camelo, por lo menos.

Pero vamos, que entre todo este percal España al menos tenía una cierta ventaja energética entre sus socios europeos: no dependía del gas ruso de cara al invierno, y ahora mismo ya nos encontramos metidos de lleno en un pozo de incertidumbre que muchos seguimos preguntándonos el objetivo real, tras toda la pompa mediática que existe, de habernos metido en ese lugar sin cuerda para poder salir. Y es que, tal vez entregarle el Sáhara a Marruecos, hacer unas paces que no deberían haberse hecho, por el mero intento de conseguir los cinco minutos de gloria pertinente con el abuelo gagá de la Casa Blanca, no era la mejor idea en medio de este maremágnum de caos que reina el mundo en la actualidad. Pero ahí estamos, intentando nadar a contracorriente en un último acceso de rabia contenida, pero sin la menor posibilidad de alcanzar tan siquiera una de las boyas que flotan en mitad de este océano de oscuridad. Nos vamos directos al abismo entre los aplausos de unos y la rabia por no tocar asiento de los otros; los que estamos en medio de esta locura asistimos atónitos a este torbellino de estupidez que ha tomado forma en la mano del gobierno más inepto que se recuerda en el país. Y mira que era difícil, pero no cabe duda de que siempre conseguimos superarnos. Somos maestros en darle el poder siempre al tipo más idiota, y con ello, volver a condenar nuestro futuro y perder otra década más. Y llevaremos 30 años perdidos. 30 años tirados a la basura por habernos metido en una espiral de políticas de cartón piedra, donde el abuso de poder ha sido la tónica desde hace más de 4 años.

Un abuso de poder patrocinado y promocionado, porque los mismos que suelen quejarse no es que lo hagan porque se rompan las reglas democráticas, lo hacen únicamente porque no son ellos los que las están rompiendo para alcanzar un beneficio aceptable de la situación.

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