El cirCOVID y la política circular

Antonio otea el horizonte pensando en lo guapo que es (Fotografía de Público.es)

Empieza la séptima ola. Ahora sí que sí, poneos la mascarilla y no salgáis de casa porque estamos a punto de vivir la mayor hecatombe social que el virus puede provocar. Españoles, el COVID no ha muerto.

Bueno sí, pero hay que mantenerlo un poco más de tiempo conectado a la máquina, que está viniendo muy bien a cierta gente de nuestra nación para gobernar como es debido, que nosotros somos unas amebas mentales que no comprenden los entresijos de la política mundial. Para eso tenemos un ejército de salvadores que nos guían por este lúgubre camino que es la vida.

No podemos extraer nuestro propio gas, no podemos comprárselo a Rusia y Argelia nos amenaza con cerrar el grifo. Imagino que las reuniones en Moncloa viran entre cómo justificar los más de 8000 euros que se ha pulido la inefable Ministra de Igualdad en su viaje institucional a Chile con un buen par de amiguis y cómo meter al independentismo en los entresijos de los secretos de estado. ¿Qué podría salir mal, verdad? Yo creo que Freddy Krueger sería un gran profesor de infantil. Pero cómo aquí nada importa, la amenaza argelina pasará sin pena ni gloria por las noticias del día, entre las nuevas subidas de precios que llaman a la puerta, el nuevo escándalo del gobierno y la decimonovena ola de COVID que está asolando el país, donde ya no queda gente mayor de 65. Porque también nos hemos acostumbrado a pagar el combustible a 2 euros o el aceite de girasol a 3,5. Luego tendremos a ciertos jefazos rasgándose las vestiduras por la trama de espionaje a la cúpula del independentismo catalán (espiar a una piara de energúmenos que ansía desgarrar el país en pedazos, ¿alucinante, no?) por eso se las rasgan, por tener una muerte a machetazos diarios en Madrid o cierto grupo haciendo retroceder a la Policía Local de Mataró… Pues no. Eso ya es otro cantar y no amerita la atención de nuestras mentes etéreas. Matar que mejor enterrar con las esperanzas de una generación desgarrada y sin futuro.

Mientras tanto España rompe lo único que no tenía que romper con Argelia: no enviar gas a Marruecos. Pero de todos modos, poco importa esta telaraña de realpolitik en la que se ha sumergido  la nación, para conseguir que nuestro Zar Antonio pueda hacerse una foto con el abuelo gagá de los Estados Unidos, estoy viéndolo a los dos bailar los pajaritos sacudiendo al aire sus manos. Imagino que no tenemos la capacidad de entender unos movimientos diplomáticos suicidas, en los que España no gana nada y ha perdido lo poco que le quedaba. Y la irrelevancia internacional llama a la puerta mientras nosotros intentamos sacar la cabeza del pozo en el que sigue entrando agua sin freno. Nos ahogaremos, pero al menos lo haremos con una perspectiva de género y ecosostenible que puede privarnos del mal futuro al que nos estábamos condenando nosotros mismos. Tenemos salvadores que velan por nuestros intereses con una disposición ejemplar.

La inflación galopa por la piel de toro desbocada, sin que los ojos del ciudadano medio se desvíen hacia lo que asoma a la vuelta de la esquina con sus garras afiladas. La crisis araña nuestro cuello dejando un pequeño rastro de sangre roja y las criaturas empiezan a olerla y rechinan los dientes antes de lanzarse a la yugular para devorar lo poco que quede de nuestros maltrechos  cuerpos. No sé hasta dónde podremos llegar en esta situación, imagino que no ha llovido sin que escampara, pero nos encontramos en un callejón sin salida para el gobierno que está estirando el chicle más de lo debido, con una oposición más preocupada en contentar a los votantes socialistas que a los suyos propios. Y de volantazo en volantazo, el país se hunde cada día un poquito más sin que le importe a demasiada gente. A fin de cuentas, el cirCOVID nos mantienen entretenidos para que mientras tanto saquean lo poco que queda en pie del país anteriormente conocido como España.

El abismo es un mal compañero, pero tenemos que ir acostumbrándonos a él, porque nos acompañará durante mucho tiempo por estos lares perdidos de la mano de Dios. Y la estabilidad será un animal mitológico.

Un comentario

  1. Amén. Nada que añazdir

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