
Me imagino que a estas alturas todos hemos visto las imágenes de Sri Lanka, dónde océanos de gente invadieron las calles y consiguieron expulsar del país al presidente Gotabaya Rajapaksa, en medio de la mayor crisis económica desde su independencia. Y una de las más salvajes que se recuerdan en las últimas décadas a nivel mundial. Pero, ¿ha sido todo por el problema derivado del cambio de modelo de agricultura por el que optaron? En parte sí, es innegable que dicha conversión ha sido un suicidio y ha conducido al país asiático a una escasez de alimentos sumamente grave. Pero esa es una de las derivaciones del problema principal: la deuda y China. Sobre el papel, el 10% de la deuda exterior del país pertenece a Pekín, aunque se calcula que la cifra real es mucho más elevada.
Sri Lanka es una pequeña nación insular situada al sur del continente indio, con unos 22 millones de habitantes, que vive en mayor medida de las exportaciones de coco, té, café, caucho, ropa y el turismo que generan los preciosos paisajes de la isla. Un pequeño país que optó por endeudarse sobre deudas para pagar préstamos y superar años de déficits comerciales y problemas presupuestarios. ¿Y quién se ofreció para tamaño movimiento económico? China. Sri Lanka es el ejemplo perfecto del camino que ha tomado China para someter a los países pobres que han ido cayendo bajo su radio de influencia, a los que obliga a efectuar concesiones comerciales y diplomáticas groseras, para retrasar las devoluciones de los préstamos que les ha concedido.
Te doy la cuerda para que te cuelgues mientras te vacío los bolsillos y cuando fallezcas, me quedo con tu coche, tu casa y tu familia.
La isla lleva meses padeciendo una grave crisis económica que ha dejado al país sin alimentos, combustible y medicamentos, mientras la ciudadanía ha dirigido su odio e ira hacia la clase política gobernante. Recordemos que asaltaron la residencia presidencial y depusieron a Gotabaya Rajapaksa, al que se le calcula una fortuna declarada de más de 10 millones de dólares. Que tal vez no sea mucho, penséis, pero para un jubilado del ejército hace más de 20 años y que lleva en el cargo presidencial menos de 4, tal vez sea una cifra a tener en cuenta. Porque en este caso me atrevería a decir que lo declarado no concuerda con lo realmente estimado. Me gustaría añadir que Rajapaksa intentó pedir asilo en Estados Unidos, pero le fue denegado. Finalmente huyó a Maldivas este miércoles. Las calles desde hace semanas se han convertido en una cacería de políticos, policías y efectivos del gobierno que aún permanecen leales a un ejecutivo sin poder tangible sobre el país.
Los préstamos chinos han acabado ahogando al país, que a medida que pasaban los años tenía que pedir prestado más dinero para costear los pagos presentes de una deuda que continuaba creciendo de forma exagerada. El gobierno de la isla intentó, sin éxito, negociar un calendario de pagos con China más flexible; China prefirió conceder más créditos para que abonasen los préstamos vigentes. Y si la posibilidad de pagar se disipaba, Sri Lanka debía otorgar concesiones eternas sobre puertos y otro tipo de infraestructuras (como mencioné arriba) a empresas estatales chinas, con lo cual el país estaba agarrado por dos frentes. La deuda de la nación es tuya y la explotación de infraestructuras, que podría servir de pago de esa deuda, también es tuya. Y dos ejemplos son los 200 millones prestados para el aeropuerto internacional Mattala Rajapaksa en Hambantota, que no genera tráfico suficiente ni para costear la luz con la que se ilumina, o el puerto de Hambantota (el feudo del clan Rajapaksa, por añadidura), para el que, debido a su construcción, el país contrajo una deuda de 1.400 millones con China. Motivo por el que tuvieron que ceder el uso de dicho puerto a una empresa china por 99 años por la imposibilidad de pagarla.
Así que tal vez el problema respecto a la agricultura sea sobre lo que todo gira ahora, pero la realidad al final es que la caída de Sri Lanka lleva labrándose más tiempo de lo que pensamos. El país acudió al FMI el pasado mes, pero antes de recibir algún tipo de préstamo, deberá reestructurar su deuda por lo que su mayor acreedor se verá directamente afectado.
Sri Lanka es otro ejemplo más de corrupción sistémica de un gobierno alejado de la realidad del pueblo que lo ha elegido, donde una familia en concreto se ha enriquecido de maneta constante desde hace casi 20 años, mientras han sumido al país en un caos social, económico y alimenticio, del que van a tardar muchos años a salir. Y ellos en el exilio disfrutando la dolce vita.
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