Calentarse quemando tulipanes

Al parecer los españoles gastamos el dinero en mujeres y copas como si no hubiese mañana porque somos unos irresponsables, o al menos es lo que nos decía hace unos años el inefable ministro de finanzas neerlandés Jeroen Dijsselbloem, para intentar impedir junto con Alemania, Austria y todos aquellos amigos frugales, una condonación o mutualización de la deuda en algunos países que en esos años no lo estaban pasando precisamente bien. Porque los españoles éramos malos europeos, poco previsores y unos derrochadores que habían vivido por encima de sus posibilidades durante muchos años a costa de los luteranos y calvinistas, europeos sin igual y prohombres de rectitud y moralidad incólume, que siempre van un paso por delante de todos los acontecimientos. Claro que algunos países no tuvimos la suerte de ser la puta (uy lo que he dicho) de Estados Unidos después de la guerra, o simplemente la capacidad de destrozar el continente dos veces en menos de 30 años, y después aprovecharnos de todas las facilidades para construir una economía sólida exprimiendo a sus socios periféricos. Ahora España ha decidido ser la puta (uy lo que he dicho) de Washington, y a esos mismos frugales parece que no les está sentando muy bien.

Eso sí, parece que no eran tan previsores como nos querían hacer creer.

Países Bajos tiene 18 millones de habitantes, por 47 millones en España, nada desdeñable diferencia. Así mismo, Países Bajos consumió en 2021, la friolera de 42.000 millones de metros cúbicos de gas, por los 34.000 millones que consumió España; amén de que el 47% de la electricidad generada en España es renovable, por el 32% en Países Bajos. Dato, este último, que choca con esa economía verde y responsable que han vendido al mundo, porque usan mucho la bicicleta para moverse por ciudades más pequeñas que el recibidor de mi casa. El mismo país que durante lo peor del covid tuvo la santa rectitud moral de decir que si España o Italia sufrían más que otros económicamente, sería por no haber hecho los deberes y que si queríamos ayuda, iba a ir con muchas condiciones y letra pequeña. El mismo país que ahora ruega por que asumamos un recorte energético del 15% para dárselo a ellos y poder seguir de esta forma calentando sus invernaderos agrícolas a gas, para hacer la competencia al campo español que se ha visto lastrado durante décadas por los beneficios europeos en favor de la economía naranja.

Me imagino que no dejaremos solos a los alemanes y neerlandeses, tendrán la ayuda española. Pero estaría bien que dado que no fueron previsores y han derrochado energía por encima de sus posibilidades, los hombres de negro procedentes de Madrid, supervisen esa ayuda y el cumplimiento de dichos deberes y reformas estructurales previas, para poder recibirla.

¿Todo lo que he dicho os parece una tontería?, lo es. Pero también fue una vergüenza el comportamiento de ciertos países hace una década, pero generaron el aplauso colaboracionista desde muchos frentes, dentro y fuera, y llevaron a la ruina a millones de personas. Todos sabemos jugar a esto.

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