Bienvenidos a una emergencia

Transportistas por Madrid

Quizás el desdeñar durante tanto tiempo el significado de ‘emergencia’ nos ha hecho, como sociedad, no alcanzar a comprender lo que en realidad significa vivir en una emergencia. Llevamos de una en una y tiramos porque nos toca demasiados años, que si climática, política, pandémica… emergencia inexistentes que afloran en cada hueco que se resquebraja de las maltrechas aceras de cada pueblo y ciudad. Emergencias que emanan de las gargantas de nuestros políticos, como quien tilda de soleado un día de verano. Regurgitan proclamas inconexas y yuxtaponen cada interés político sobre lo que de verdad importa, haciéndonos a los demás partícipes de su locura. Al fin y al cabo, la locura que ellos materializan, es la locura que nosotros pedimos una y otra vez con nuestros votos. Deseos y realidad que se unen en una urna.

Es muy difícil de asimilar todo esto, ¿no?

Asistimos sin palabras a la paralización del país en vivo y en directo. Los transportistas, que hace unos días se les tildaba de locos o cuatro ultraderechistas enardecidos que estaban creando altercados sin relevancia, se han levantado en pie de guerra contra una situación que ya es límite, y lo es para todos nosotros. Porque no podemos pedirle a un hombre que trabaje a pérdidas, sea transportista, pescador, agricultor, ganadero, empresario o trabajador por cuenta ajena. Nos encontramos en una encrucijada desconocida para nuestra generación, y algunas de las que hay detrás, con un gobierno preparado para gobernar con el viento a favor mediante el postureo new age del progresismo de nuevo cuño. Por el contrario, se da de bruces con una crisis sanitaria, hiperinflación, una guerra en Europa y una crisis energética que agárrate tú los machos. ¿El problema?, que se ha ido advirtiendo de lo que podría llegar, durante años, mientras asistimos ante una agenda improvisada con una clase gubernamental que legisla a base de ‘sujétame el cubata’, y a ver qué pasa después. Y ante esta situación, tampoco es que podamos presumir de una oposición a la altura, con un partido enzarzado en riñas internas y más preocupado porque todos llevemos mascarilla las 24 horas del día, a ver si pueden seguir pillando cacho hasta que la vaca deje de dar leche.

Aquí va a caer hasta Tintín.

El problema que tienen es que piensan que lo que se bloquea en pocos días: empresas, carreteras, cadenas de suministro, puede de igual modo reactivarse en unos días. Pensé, confiado de mí, que el COVID nos habría curado en salud respecto a lo que significa paralizar un país, pero asisto desolado a que no hemos aprendido nada. No tengo yo tan claro que libremos la recesión este año, los ERTEs están por acabar y las empresas siguen sumando gente a unas listas del paro maquilladas (ERTE no cataloga como desempleado, y ahí está la trampa). Y por supuesto, ya no es debido a la pandemia. Lo que hoy es temporal, se puede convertir en una cadena de EREs a partir del mes que viene, que ríete tú de 2007-2013. Recemos porque el paro no supere el 25%, porque nos encaminamos sin frenos hacia esa tesitura. ¿Estamos listos para afrontarla?, no. La situación es sustancialmente distinta. El BCE detendrá sus compras de deuda (Que es lo que ahora mismo nos sostiene y permite pagar el despilfarro público que nos conduce al barranco) y subirá tipos a más tardar, después del verano. A todo lo que tenemos encima se añade el problema energético, pues nos encontramos viviendo en un país dependiente que se ha encargado de despeñar las relaciones con el principal proveedor de gas que tenemos: Argelia. Y para colmo, hemos volado el puente para convertirnos en el canal de paso del gas argelino hacia Europa, de cara a suplir el gas proveniente de Rusia. Ese lugar lo ocupará Italia, que ha sido más lista y no está gobernada por zotes incapaces. Y el lenguaje es el que es, porque el cabreo también es el que es.

No encontraremos consuelo tan siquiera en el turismo, pues las restricciones que permanecen vigentes han hecho que el ciudadano del mundo (más de 2000 millones de personas ya viven sin ninguna restricción), tenga que elegir entre países en los que hacer turismo normal, o un país en el que te obligan a llevar mascarilla en interiores, además de enfrentarse a miradas y dedos acusadores si desea no llevarla en ciertos lugares abiertos. Será una campaña turística nefasta, tanto para el que viene de fuera como el español. Éste último golpeado por la crisis galopante.

Por supuesto no puede atribuirse toda la situación al gobierno, aunque su enorme culpa negando la realidad y optando por hacer el avestruz, agravando problemas menores y transformando una crisis temporal en algo que va a quebrar el país, merece una mención honorífica. A estas alturas, no son parte de la solución, ya son el problema.

En Moncloa existe gente capaz, no sé dónde están eso sí, pero en un ejecutivo con tanto ministro, secretario, subsecretario y asesor, bueno, la estadística no puede mentir. Después tenemos un partido muleta que ejerce como tonto útil y atrapado en su discurso sin sustancia, rezando día y noche porque Bruselas no le de por investigar ciertos lazos y financiación. Porque, todos quizás sabemos que los tentáculos de Moscú llegan hasta Galapagar. No existe diálogo entre los dos partidos que gobiernan, uno ejerce de brazo fuerte y el otro facilita cada medida poniendo cara de niño enfadado frente a las cámaras, mientras abre la saca por la espalda. No existe canal de información hacia la oposición, lo del Sáhara ha dejado patente que ni siquiera algo tan grave como la política diplomática nacional se dialoga, ni respeto hacia el ente democrático. Pedro Sánchez viaja solo y el resto le acompañan y aplauden. Eso sí, sabe dios el motivo de por qué lo hacen.

Al menos es alto, guapo y queda bien en televisión.

Estamos ante un problema que necesita tecnócratas preparados, no incapaces con ínfulas. Nos encontramos ante un problema que no entiende de eufemismos ni medias tintas, de crisis inventadas o climáticas, de golpes de pecho por ver quién usa más lenguaje inclusivo. Necesitamos un golpe de timón y que se tome el mando cuanto antes, y observo desolado que no hay nadie en la plaza que pueda ocupar ese lugar. Todos persiguen intereses difusos, venden milagros que no existen e intentarán alcanzar su cota de poder para colocarse donde mejor puedan el día de mañana. No podemos competir contra la realidad, pero podemos mitigar su impacto un poco, y no hacer que mi generación vuelva a pagar otra crisis que no ha generado, que no ha alimentado, que no ha creado, que no ha promovido y por supuesto, otra crisis en la que mi generación será la que más sufra. ¿Es justo? No lo es, pero solo nos queda gritar alto. Y ese grito es el de transportistas, pescadores, ganaderos o taxistas. Un grito de frustración por una situación insostenible que pagaremos los de siempre, mientras los mismos que la han generado se irán a su puestazo en X compañía o al cementerio de elefantes europeo que es Bruselas.

Te van a pedir sacrificios los mismos que van a luchar contra viento y marea por no perder unos privilegios que nunca debieron tener. Te van a señalar y decir que viviste por encima de tus posibilidades, unas personas que tienen dietas hasta para ir a tomar a un café. No creo que debas permitir tal cosa.

Nos enfrentamos a una emergencia de verdad, una emergencia real y tangible que no va a necesitar declaraciones esperpénticas de políticos inútiles. Una emergencia que puede arrasar con todo hoy, no una emergencia que vive de condicionales y quizás aparezca dentro de 200 años. No es una emergencia aplazable, es una emergencia con mayúsculas para la que no estamos preparados, pero dejará el país como si acabase de salir de una cruenta guerra.

Bienvenidos a una emergencia.

10 comentarios

  1. Al menos alguien habla claro. Si señor

  2. Nos dejan de lado en todo, nos deja de lado el gobierno y nos deja de lado la oposición

  3. Me gustaría poder leer algo bueno alguna vez, pero es triste que todo lo que nos rodee sea miseria

  4. Eres muy sagaz, deberías estar escribiendo en un lugar que te pagase por esto

  5. Que se agarren los macho que se vienen curvas muy pronunciadas. Me gusta leerte en twitter, pero aquí estás desatado tío

  6. Eres el Clint Eastwood de las letras 🌌

  7. A cambio de su voto le daremos bien y sin vaselina. Para su disfrute eterno

  8. No creo que el problema climático tenga que tomarse a la ligera, no hay más que asomarse a la ventana para verlo

  9. Es una cadena en la cual todos iremos detrás del siguiente

  10. No pasa nada que con 500 millones lo arreglamos y de paso silenciamos a quien pueda levantar un poco la voz y a otra cosa. Qué más da, si todo se ha ido a tomar viento ya

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