Asustaviejas contra la vida

La Feria de Abril 2022 ha sido el pistoletazo de salida a la vida

Estamos a 19 de mayo de 2022, más de dos años después de la llegada del covid a España, más de dos años después de encerrarnos en casa, más de un año después de empezar a vacunar a todo el país, más de un mes después de la retirada de las mascarillas en anteriores. Y me diréis, ¿y qué pasa?, pasa qué no pasa absolutamente nada. Tras tener un 2021 en el cual los fallecimientos moderaron y en un 2022 donde tendremos un año totalmente normal en lo que se refiere a defunciones en España, no existe un agente pandémico que haga tambalear la sanidad patria, más allá de las medidas que toman nuestros políticos robando a manos llenas. Es decir, la ansiada normalidad está aquí, aunque algunos se nieguen a verla y vivirla. Y me detengo por unos segundos a mirar a mi alrededor y no puedo más que lamentar el haber perdido todo un año. Un año tirado a la basura, un año hace que el covid dejó de ser un problema sanitario en el país, pero ha sido un año amarrándonos a la histeria, el miedo, las mascarillas, confinamientos, cerrazón y otras tantas medidas ineficaces, que tan solo han usado como leitmotiv de toda esta película de la que hemos sido secundarios y mera carne de cañón.

Dos años de medidas absurdas para que, al final, nuestras autoridades optasen por la única medida posible que se podía tomar desde el minuto 1 en el que tuvimos las vacunas disponibles: vacunar a los mayores y personas de riesgo, mientras todos los demás se van infectando y creando una resistencia inmunológica ante el virus.

Cualquier otra medida ha sido una cantinela, un cuento chino, magufería barata destinada a un público capaz de creerse cualquier cosa. Porque no, en los cientos de miles de años de historia de la especie humana como sapiens sapiens, no hemos sido capaces de eliminar un virus respiratorio. Ni con vacunas, tratamientos y mucho menos, confinamientos. Pero ha colado hasta la tráquea el bulo de que ‘era posible’ y hemos tenido una histeria masificada en la que muchísimas personas han llegado a culpabilizar a su vecino por ‘ser positivo’. Y aún hoy, existen seres que ven con total normalidad señalar, porque si te enfermas, es culpa tuya. Aun existen seres que con cuatro dosis, en espera de la quinta o las que sean, continúan presumiendo de vida monacal (presumiendo, que no haciendo, porque son los primeros en salir de fiesta. Y bien por ellos, pero cierra la boca un poquito) con su mascarilla bien ajustadita y engalanando sus manos con gel hidroalcohólico. Aun tenemos infraseres que siguen asustando con emergencias pediátricas, aprovechando cada instante para que el miedo vuelva a recorrer los hogares españoles como la pólvora, porque eso les viene bien. Han sido tratados como héroes, y perder esa prerrogativa le hace retornar a una normalidad que no les gusta. No les gusta, y como no les place volver a vivir su ‘miserable’ vida, los demás tenemos que poner el cepo a la nuestra.

Y aún existen muchos que compran ese discurso apocalíptico, mientras en realidad la vida se abre camino y la gente pasa página. No hay vuelta atrás, y el sol volverá a brillar. Llega el verano, el calor, la playa y los rebujitos al atardecer. Las noches de San Juan, hogueras y fiestas. El mundo sale de su caparazón y el sol deslumbra unos ojos que se habían habituado a la tétrica oscuridad, pero en realidad todo lo que no sea vivir y disfrutar, es contra natura. No disfrutar la vida es contraproducente, afecta a la salud y nos sumerge en una depresión constante de la que no podemos salir aunque lo intentemos con todas nuestras fuerzas. Necesitamos esa alegría en las calles, las risas y el jolgorio de las terrazas a rebosar, los niños corriendo y jugando, los adolescentes son sus hormonas disparadas (Y oye, nosotros también, ¿verdad?) y los abuelos en los parques diciendo que en sus tiempos ‘todo era mejor’ mientras se toman el sol en un banco. Necesitábamos la vida, porque la vida nos necesitaba a nosotros.

No os dejéis arrastrar al fango por aquellos que disfrutan del dolor. La pandemia se acabó hace un año y en España, hoy, no hay ningún riesgo sanitario. Nos hallamos en una nueva tesitura y ante el verano de nuestras vidas, porque llevamos dos años sin poder vivir como dios manda.

Disfrutad e ignorad a los asustaviejas. Solo hacen terrorismo.

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