Asturias no abandona la paranoia

Barbón siendo irresponsable con un hombre mayor

Asturias, 21 de abril del año 2022. Más del 95% de la población vacunada, más del 50% triplevacunada y más del 15% cuadruplevacunada. En la UCI tenemos más de 200 camas libres es decir, menos del 15% de ocupación. Con COVID hay 8 pacientes. En planta hay más de 820 camas libres, es decir que tenemos una ocupación menor al 75%. Con COVID hay 322. Y como veis digo CON, porque en Asturias a 21 de abril de 2022, se continúa haciendo PCR a cada ingreso en los hospitales, a cada paciente que entra a hacerse una prueba y también siguen haciéndose cribados de tapadillo. ¿Motivo?, poder engordar las listas, máxime en este momento cuando el señor Adrián Barbón tiene a la Atención Primaria asturiana en pie de guerra. ¿Solución?, intentar imponer de nuevo restricciones de aforos y comensales, porque gracias a dios poco más puede hacer, y recomendar fervientemente el uso de la mascarilla en todo momento.

Si, esas medidas que llevamos padeciendo desde hace 2 años y han frenado la friolera de 0 olas de las 6 que hemos tenido. No cabe duda de que su efectividad está fuera de toda discusión. De este modo Asturias mantiene la idea en la población de que la situación es de extrema gravedad, cuando la realidad es que no sabemos cuántos de los positivos ingresados en los hospitales lo están en realidad por COVID. Me atrevería a decir que el número no supera a los 100, y creo que me paso por bastante.

Me gustaría pedirle al presidente Barbón que nos enseñe los papers que demuestran la eficacia de sus medidas y la mascarilla en Asturias, en estos últimos dos años. Pero me temo que se van a quedar con los expedientes que justificaron implantar el Pasaporte COVID y los que animaban a implantar toques de queda y cierres perimetrales sin justificación, perdidos en un limbo de explicaciones que nadie nos da y esconden motivos más oscuros que conocemos… Pero aún no podemos probar.

Por supuesto tenemos a la prensa regional trabajando a destajo en favor del gobierno (Las ayudas hay que pagarlas y las subvenciones tienen que demostrar su efectividad) anunciando una nueva ola mortífera en el principado que va a barrer a la tercera edad. Que oye, mucho les importa hoy la tercera edad tras anunciar que limitarán el transporte público a los pueblos donde vive la mayor parte de ellos y ha cercenado la atención primaria en las zonas rurales. Supongo que el bienquedismo gira en torno a unas motivaciones que yo no consigo comprender. De todos modos, tenemos a la prensa y los santos pandémicos gritando que el virus no se ha ido y no hay que relajarse.

Spoiler: el virus no se va a ir. Nunca. Jamás.

La idea de que en Asturias el COVID está cercenando la vida de la población corre como la espuma y una ciudadanía perfectamente sumisa, acata cada palabra como si fuese un acto divino. Sacan en volandas al santo COVID por las calles, enfundados en sus bozales sin gritar demasiado, mientras el gobierno regional pisotea sus derechos desde hace más de dos años sin ningún tipo de consecuencia. Y aquí no pasa nada, porque si pasase las calles estarían ardiendo y los políticos no tendrían tierra para correr. En cambio, los señalados desde el primer día hemos sido los que anunciamos que esto iba a pasar, que no soltarían el poder que gratuitamente les entregamos, porque es jugoso poder hacer y deshacer sin tener que justificar absolutamente nada. Va a costar sudor y sangre recuperar unos derechos a los que renunciamos sin pelear, y eso contando con que recuperemos siguiera la mitad de lo que entregamos.

Por cierto, en Asturias no hay ninguna emergencia, ni saturación hospitalaria ni el COVID hace mella en el día a día de la población. Es una enfermedad residual que intentan mantener viva desde la administración sabe dios con que avieso fin. En Asturias tenemos médicos de Atención Primaria con más de 100 citas diarias, entrando a trabajar a las 8 y saliendo a las 6 de la tarde, sin descanso. En Asturias tenemos una lista de espera para cirugías y consultas más larga que la jeta del presidente Barbón. En Asturias tenemos un sistema sanitario destrozado, en el cual no sabemos a donde se ha ido la supuesta inversión, mientras se trata de desviar la atención hacia el COVID. Esa enfermedad mortífera que tiene una letalidad menor a la gripe. Me imagino que es más sencillo culpar de todo al COVID y lavarse las manos tras haber destrozado el sistema público asturiano.

En Asturias volvemos a tener el COVID en el candelero, cuando la Atención Primaria se levanta en pie de guerra contra Barbón. Son, ya sabéis, casualidades de la vida.

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