
El gatillo fácil que tienen infinidad de personas que presumen desde que se levantan hasta que se acuestan de sus magníficas aptitudes en defensa de la libertad de expresión, es alarmante. Y no hablo precisamente de un gatillo al uso, más bien de cómo son capaces de insultarte en una red social y bloquearte antes de poder dar una respuesta mínimamente consecuente a su ofensa. Porque haberlos haylos, de esos subhumanos que cualquier argumento que contradiga su banalidad, les parece un atentado a la libertad de expresión, y automáticamente te conviertes en un neonazi que va pateando negros por las calles de una oscura ciudad. Porque van a lo sencillo, a la etiqueta de fascista que ya ha derivado en el ‘nazi’ y punto. Están a nada de quedarse sin palabros. Aunque tampoco es que necesiten mucho más a la hora de contradecir lo tangible, porque se mueven entre mentiras y bulos.
Amigo, cuando pierdes la capacidad de defender tus argumentos porque no tienen defensa posible más allá del discurso vacío, tienes dos opciones: o cedes terreno y admites el fallo, o activas el molino de mierda y empiezas a repartir insultos apoyados en tu falsa sensación de superioridad moral. Esa que piensas que te otorga tu punto de vista ideológico podre y sesgado, en el cual cada frase siempre va unida a un ‘eres un facha’. Porque en algún momento alguien te ha dicho que el único punto de vista válido es el tuyo. Que tu ideología es la sensatez creada por una brillante mente pensante, donde se unen los caminos de la razón y hay una conjunción astral que transforma cada frase que emana de tu boca, en un maná repleto de palabras divinas.
No.
Siento decirte que, si alguien puede rebatir tus argumentos, y la única defensa que puedes hacer de ellos es el insulto o el discurso vacío de cualquier tipo de contenido, repitiendo mantras, sin aportar un solo hecho que construya una base sólida de defensa… no tienes punto de vista. Briconsejo: repetir dogmas no es argumentar. Tan solo te dibuja ante el mundo como una ameba mental con las capacidades necesarias para caminar sin caerse.
No todos tienen la capacidad de razonar y mucho menos de pensar, pero no pasa nada. El mundo también necesita borregos.
Pero dispara al nazi. Entiéndase nazi por toda aquella persona que contradiga mi forma de ver el mundo, de entender el mundo y de asimilar el mundo. Porque si digo que el cielo es verde, y el vecino me dice que es azul: nazi. También serás un nazi si tienes la desfachatez de decirme que algo es ilegal, aunque mi defensa inviolable de su puesta en marcha sea una catetada enormérrima. Pero eres un nazi. ¿Intento silenciarte porque tu opinión pone en duda mis dogmas?, sí. Pero lo hago porque eres un nazi y dejas en ridículo mis palabras con verdades como puños. Y es que no nos gusta perder y mucho menos, que nos dejen las costuras a la vista. Así que dispara al nazi, bloquea como si no hubiese mañana y continúa sumido en un mundo de trolas e ideología religiosa, que estoy seguro de que te irá muy bien.
Cuidado cuando respires, que lo de hacer dos cosas a la vez es jodido.