A Pegasus le han quemado las alas

La TIA aderezó durante muchos años con infinito humor, la juventud de millones de españoles que nos deleitamos y carcajeamos con Mortadelo, Filemón y compañía en una agencia de espionaje de chichinabo que parecía más un manicomio que otra cosa. Por supuesto jamás llegamos a plantearnos que algo pudiese funcionar así, ¿no? Hacíamos chistes y bromas recurrentes al respecto, pero sabedores en el fondo que no eran más que eso, una mera sátira ideada por Ibáñez que se encontraba muy lejos de la cotidianidad. Y llegó la realidad a sorprendernos. Digo realidad, porque nos encontramos ahora mismo un CNI con los secesionistas y abertzales accediendo a sus recovecos y secretos de estado, y tramas de espionajes propias de una república bananera, que de una supuesta democracia de primer orden en el concierto internacional. Por supuesto, si alguien podía sorprendernos y meter la pata aún más en el profundo pozo que han ido cavando ellos solos, era este gobierno de cabestros y felones que no son capaces de hacer bien ni lo que hacen mal.

El programa Pegasus vapulea la poca credibilidad de un ejecutivo KO. que ya es incapaz de recuperar el relato ante unos socios que sabedores de su debilidad, aprovechan sus últimos estertores de muerte para sacar la mayor tajada que puedan de la situación. Y vaya que sí lo están haciendo, ¿cierto, Bildu? Del otro lado está Podemos que no están ni se les espera, aplaudiendo como palmeros ciertas cosas o lavándose las manos con la mayoría de problemas que han generado. Y entre softwares espías se mueve un ejecutivo indolente ante la situación del país, que se precipita sin frenos hacia el mayor barranco que habremos visto en nuestras vidas. Son como un suicida, pero la diferencia es que ellos tienen paracaídas para poder escaparse por la ventana cuando empecemos a caer, tú y yo por no tener no tenemos ni una gasolina medianamente asequible.

Tal vez ahora el follón que han generado entregándonos a Marruecos a cambio de nada pueda esclarecer un poco, o tal vez estemos ante una burda cortina de humo de un gobierno de incapaces. La verdad es que las dos opciones son bastante factibles con Sánchez y los Trotamúsicos en el poder, por lo que decantarse por una u otra ya debe de quedar a lo que cada persona considere oportuno.

El gobierno anunció ayer que era conocedor de la situación desde hace un año, pero creyó acertado anunciarlo ayer día 2 de mayo. Hemos de suponer que nada tiene que ver el catalangate y la viabilidad del ejecutivo durante los próximos meses, de cara a la noticia. Sería un error pensar que se anunció con el objetivo de ¿ves?, nosotros también fuimos espiados. No es idea nuestra, hay una mano negra detrás de toda esta situación. Ahora solamente falta saber cuánto tiempo tardaremos en cantar Putin. Por supuesto, si la opción de que estemos ante una nueva mentira de Sánchez y sus amigos prevalece, la noticia se disipará igual de rápido que los sobres con balas que envió nadie a varios miembros del gobierno. Hablaremos de Putin unos días, los catalanes se tranquilizarán, por la cuenta que les trae, y la situación volverá a la normalidad abusiva en la que llevamos instalados toda la legislatura.

Si prevalece la opción del espionaje marroquí y se ha usado Pegasus para espiar y chantajear al ejecutivo español, quizás nunca seamos conscientes de lo que hay detrás de toda la trama. Y como, algo hallado en el móvil del Presidente del Gobierno y su Ministra de Defensa, ha podido ser lo suficientemente gordo para entregar sin medias tintas el único bastión diplomático que nos quedaba. Además de, por supuesto, hipotecar para siempre la política energética de la nación y enfangarun poquito más el país en la irrelevancia del concierto internacional.

Podemos elegir la opción que más nos guste, el gobierno ya eligió la suya y es la primera.

Algo que sí me sorprende dejándome anonadado, es observar cómo la política internacional ha resultado ser a todas luces, la obra de un guionista puesto de tripis, cubata en mano, que escribe sobre un papel mojado por las gotas de saliva que se derraman de su boca mientras suena a todo trapo Leticia Sabater y sus grandes éxitos. El nivel al que nos han acostumbrado las películas y novelas de Tom Clancy, dista mucho del nivel real que tenemos en el mundo. Donde, al parecer, los incompetentes de las agencias de espionaje no se alejan demasiado del prototipo de funcionario mediocre enchufado por el político de turno porque es el sobrino de la vecina de su tía la de Cuenca. Y si no es así, válgame Dios qué bien lo disimulan, porque yo hasta me lo he acabado de creer.

En fin, que con Pegasus tenemos tema de conversación para unos días, en los que no hablaremos de los datos del paro y la ruina que se nos viene encima. Eso sí, el gobierno debe de ser consciente de que los temas se le acaban y la gente cada día está un poquito más cabreada. Y tacita a tacita, acabamos por llenar la jarra.

Deja un comentario